Traductor

23 de septiembre de 2012

Pecho en mano.


Hicieron el amor por primera vez.
Él se quedó dormido con la mano posada en su pecho.
Cada vez que sentía latir su herida,
era como sentir el latido del corazón,
en la palma de su mano,
y cada latido, la acercaba a él.
Si él estuviera muerto, ella lo sabria.
Desde la noticia de su muerte,
ella se aferró obstinadamente a su intuición,
como a un fino hilo.
Jamás perdió la esperanza.
De naturaleza optimista.
Sabe que si ese hilo no la lleva hasta su amado, 
no importa, no pasa nada, 
siempre puede ahorcarse con él.

Largo domingo de noviazgo.
Fotografía: Raúl Gago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario