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20 de octubre de 2012

Aniago.


Hoy estuvimos allí.
A tres leguas de la ciudad.
Entre los ríos Duero y Adaja.
Y no digo más que todo se sabe.
Todavía se huele la historia.
Se trata de las ruinas,
de un magnífico claustro de estilo gótico. 
Siglo XII, ni más ni menos.
Un muro lo rodea,
y en el centro un palomar
y una gran torre.
A su alrededor están las celdas,
habitadas antiguamente por los monjes.
Ellos vivían en aislamiento y soledad.
Recordándome a la historia de la poetisa,
Alfonsa de la Torre. 
Quién con su historia y su casa,
nos abrió camino a una nueva vida.
Los monjes plantaban árboles frutales y flores,
que cultivaban ellos mismos.
Para cuyo riego tenían un pozo,
con su correspondiente algibe.
Allí descansamos esta mañana.
Un impresionante centro energético.
Donde pronto voy a volver.
En la puerta de cada celda,
había un torno para la introducción de los alimentos.
De suerte, se comunicaban con los demás un dia a la semana, 
y como excepción,
también en caso de enfermedad.
Repartían comida y medicamentos,
a los pobres que acudían 
y realizaban una gran labor de alfabetización.
El 7 de abril de 1605, 
se produce el milagro de las lágrimas de la Virgen de Aniago.
407 años más tarde, exactamente el 20 de Octubre del 2012, 
en ese mismo lugar, 
se produce el milagro de las lágrimas de Nadia Del Arte, 
virgen también,
o no.
Tal vez, puede ser... 
Y si la historia nos lo permite, 
seguiré sintiendo esta historia,
una historia, que no termina aquí...
Ustedes lo verán.

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