Me encontré con ella tal día como hoy...
"Ella vivia en un pueblo gris, lleno de chimeneas y humo. Cuando el aire era tan denso que no se podía respirar, salían al descampado, frente a la casa, y se ponían a cantar a voz en grito grandes hits tipo "si tu eres mi hombreeeeeeeeeee"o alguna otra cosa drámatica que a su edad no tenía sentido alguno. En este punto ya tenían las botas puestas. Las suyas eras rojas, brillantes, como maravillosos zapatos de charol. Las de su hermano amarillas, de esas con borde azul marino que tienen una cuerda para ajustarlas.
Había que liberar a la lluvia, presa del smog. Llamarla, decirle que estaban esperándola y cantaban tan fuerte y tan desafinado, que la lluvia siempre venía. Es más, insistían mucho para hacerla enfadar y convertirla en tormenta. Entonces, ellos, los saltadores de charcos, chapoteaban con alegría. Hasta conseguir una danza tan armoniosa que apaciguaba la tormenta. Empapados y felices volvían a casa. Dando gracias al cielo por devolverles el arco iris"
Entonces volví a abrir los ojos.
Gracias a ella, por los sueños, las lluvias y otras historias.
Gracias a ella, por los sueños, las lluvias y otras historias.
Texto: Elixabete Basurko.
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