En
1987, en el maravilloso lago de una montaña palentina, nace el amor de dos
febriles sirenas.
Dice
la leyenda que si dos pequeñas sirenas nacidas en el mismo mes, se juntan un
día cualquiera de verano, quedarán prendidas para siempre, permaneciendo
hipnotizadas en un romance eterno.
Lo
dice la leyenda, y lo dice bien.
Arrancando
de un tajo la distancia, ambas dulcineas comienzan una historia, tal vez, quién
sabe, quizás, la mayor historia de amor de nuestros tiempos.
El
romance se mantiene con bellas cartas de amor y algún que otro paquete bomba,
querido lector, quiera usted entenderlo bien.
Un
año y 39 días más tarde deciden verse.
Una
de las sirenas gana de repente, una mama de manos calientes, un papi
barbablanca, un dulce solete y tanta felicidad de golpe, que cada vez que
tenían que volver a separarse, se transportaban de nuevo a un maravilloso lago
salado, o mejor dicho, y sin querer exagerar; a un mar lágrimas.
Hoy,
las sirenas dulcineas, crecen tan lejos y tan cerca la una de la otra, que no
conciben sus vidas separadas.
Juntas
andan recorriendo caminos, rodeadas de naranjitos, de números cinco, de gatos blancos y
negros, de videos escondidos, de retratos de nariz roja y de tantas, tantas
palabras que no pueden definir todo esto… que es tan bonito y tan bello, que es
la vida contigo, mi dulce sirena.
Vienes o voy???
ResponderEliminarVoy!!! Cada día yo te quiero más, obi oba...!!!
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