Sabía que los pobres fabricaban los cañones que lo matarían
y que eran los ricos quienes los venderian.
Habia intentado explicarlo en los acuartelamientos,
pero no era un gran orador,
y el vino barato compañero de la miseria ,
embrutecia tanto la mirada de los soldados,
que cada vez le costaba más hacerse entender.
Largo Domingo de Noviazgo
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