Mi cuento era poético,
Y dentro de mi cuento
aparecía un poderoso guerrero.
Estabamos luchando una dura batalla,
muy dura y a veces, en ocasiones,
descansábamos para respirar.
Después del duro combate
llegó la calma,
terminando la derrota,
entre risas y sueños...
Entonces me dí cuenta,
que en la lucha
también se aprende,
descubrí que los guerreros,
pueden llegar a ser
grandes maestros
y que en la vida,
hay que aprender a perdonar.
Dedicado a Ai, guerrera de la Unidad.
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